- Nombre de su empresa/organización: Ariema Enerxía
- Nombre del entrevistado/a: David Solera Rico
¿En qué áreas trabaja su empresa?
ARIEMA es un grupo empresarial español especializado en tecnologías del hidrógeno renovable, con más de dos décadas de trayectoria. Está constituido por dos entidades complementarias: ARIEMA Energía y Medioambiente S.L., con sede en Tres Cantos (Madrid) y ARIEMA Enerxía S.L., con sede en Huelva.
La actividad del grupo se centra en cuatro grandes áreas relacionadas con el hidrógeno. La primera es la consultoría, donde ofrecemos asesoramiento técnico y estratégico, así como acompañamiento completo a proyectos con financiación pública, tanto nacionales como europeos. La segunda es la formación, a través de nuestra plataforma cursoh2.com, con programas adaptados a perfiles técnicos y no técnicos, formación modular y cursos a medida. La tercera es la gestión técnica institucional, donde actuamos como secretaría técnica de organismos internacionales como el IEA Hydrogen TCP. Y la cuarta, que lideramos desde ARIEMA Enerxía, es el desarrollo de electrolizadores alcalinos con tecnología propia de stack, con prototipos de hasta 1,5 MW.
En Huelva fabricamos también bancos de ensayo personalizados para experimentación en electrólisis alcalina y AEM. Nuestro enfoque, que integra I+D propia, diseño industrial y aplicación en proyectos demostrativos, nos permite trasladar desarrollos tecnológicos al terreno operativo, como demostramos en iniciativas como el proyecto BAHÍA H₂, donde trabajamos en un electrolizador offshore adaptado a las duras condiciones marinas.
¿Cuál es el papel de Ariema Enerxía en el proyecto Bahia H2 Offshore?
En el ámbito del proyecto, Ariema es responsable del desarrollo del prototipo de electrolizador adaptado a entorno marino y de su validación sobre la plataforma flotante en el Puerto de Santander. Se trata de un equipo contenerizado en varios módulos, versátil en cuanto a su instalación e interconexión, y que incorporará algunas adaptaciones en cuanto a aislamiento, materiales y recubrimientos de protección.
¿Por qué ser parte de Bahia H2 es valioso para Ariema Enerxía?
En aplicaciones en tierra, el concepto de electrolizador autocontenido y modular será muy valioso para las futuras aplicaciones de pequeña escala, instalaciones provisionales o necesidades de hidrógeno muy variables. Cuando la instalación sea de gran escala o la necesidad muy constante, normalmente se optará por enormes plantas de carácter estacionario, alojadas en edificaciones industriales construidas a su medida.
En aplicaciones offshore, sin embargo, es previsible que las plantas crezcan en base a multiplicar unidades relativamente pequeñas, de modo que cualquier operación (instalación, reparaciones, re-powering…) pueda llevarse a cabo de forma gradual. En la planta simplemente se sustituirían unos módulos por otros, desplazando gran parte de las intervenciones a instalaciones auxiliares en tierra.
Esta experiencia en entorno real será una enorme fuente de aprendizaje para nuestro equipo, pues nos permite profundizar en la problemática que implica el entorno marino a la hora de diseñar y operar este equipamiento.
¿Cómo cree que puede cambiar el proyecto la realidad actual en materia energética y para el transporte marino?
La potencialidad de las energías marinas (no sólo la eólica) es de una escala desmesurada, por lo que el aprovechamiento incluso de una pequeña proporción generaría cambios drásticos en los sistemas energéticos globales. El transferir esa energía hacia aplicaciones en la costa no tiene por qué ser la única opción: el transporte marítimo podría ser uno de los primeros sectores beneficiados, utilizando esta nueva infraestructura como puntos de repostaje; esta posibilidad, seguro, creará nuevas sinergias y equilibrios en el contexto de la transición ecológica necesaria. El proyecto BAHIA H2 necesitará implementaciones posteriores en el camino, pero representa una etapa ineludible en su consecución.
¿Cuáles son los principales retos a los que nos enfrentamos para aprovechar el poder de nuestros océanos y generar un futuro renovable para el sector marítimo?
El entorno marino impone desafíos técnicos, logísticos y legales únicos, muchos de los cuales solo comprenden del todo quienes trabajan en él de forma cotidiana. La problemática de la producción de combustibles offshore será a grandes rasgos parecida a la de la generación de energía, aunque con matices distintos que juegan tanto a favor como en contra:
- Por un lado, necesariamente implica un mayor nivel de complejidad, interconexiones y flujos de materia, lo que se traduce en más intervenciones e incidencias;
- Por otro, probablemente serán sistemas mucho más compactos y menos expuestos a las inclemencias que los aerogeneradores u otras estructuras de captación de energía.
La experiencia de Ariema en medio marino es limitada, y en el diseño del prototipo se ha intentado responder a cada uno de los retos técnicos a superar, agrupándolos en dos grandes categorías: rutinarios o puntuales.
Retos rutinarios
El océano impone condiciones extremas incluso en días tranquilos. Las infraestructuras deberán soportar:
- Corrosión y salinidad, que desgastan materiales rápidamente.
- Movimiento constante, por olas, mareas y corrientes, que pone a prueba la estabilidad de las instalaciones.
- Biología marina, como incrustaciones de organismos o excrementos de aves, que deterioran equipos y afectan su funcionamiento.
- Grandes distancias, que dificultan el mantenimiento y encarecen cualquier intervención.
Retos puntuales
Además de los desafíos constantes, en el entorno marino pueden aparecer eventos breves pero de importancia crucial:
- Fenómenos naturales: temporales o rayos pueden dañar instalaciones irremediablemente, no solo detener su funcionamiento.
- Interacción humana: desde accidentes con barcos hasta actos vandálicos o robos, también pueden afectar la seguridad operativa.
¿Qué podemos hacer entre las distintas partes interesadas para afrontar esos retos y multiplicar el potencial del proyecto Bahia H2?
Aprovechar la energía de los océanos no solo es una cuestión tecnológica: es, sobre todo, una tarea colectiva. Ningún actor puede hacerlo por su cuenta. Por eso, si queremos superar los numerosos retos del entorno marino y transformar ese desafío en una oportunidad real, necesitaremos construir alianzas sólidas entre todas las partes interesadas: instituciones, empresas, científicos, trabajadores del mar y sociedad civil.
El primer paso es el compromiso activo de las instituciones públicas. Su papel va mucho más allá de la financiación: pueden facilitar marcos normativos estables, diseñar políticas energéticas ambiciosas y definir zonas marinas prioritarias para este tipo de desarrollo. Además, pueden impulsar la creación de sitios de pruebas en condiciones de semi-campo: espacios intermedios entre el laboratorio y alta mar, donde se pueda ensayar tecnología innovadora con fluidez administrativa y riesgos controlados, pero condiciones representativas de las finales. Estos entornos permiten madurar soluciones antes de dar el salto al despliegue comercial, reduciendo costes y aumentando la fiabilidad de los sistemas.
Al mismo tiempo, no podemos olvidar que el océano ya está ocupado. Plataformas de extracción de petróleo o gas, flotas pesqueras, rutas comerciales, espacios protegidos… En lugar de competir con otros usos, debemos buscar formas de colaboración. Sus conocimientos del entorno, su experiencia en navegación y logística, e incluso sus barcos, pueden ser claves en tareas como el mantenimiento de instalaciones, el transporte o la vigilancia ambiental. Reconocer esta oportunidad de reconversión no es solo justo, sino también inteligente, y todo esto debe hacerse con visión de largo plazo e inclusión social. Las comunidades costeras no pueden ser solo observadoras: deben formar parte del proceso desde el principio.